Cumplió 10 años el Instituto de Rehabilitación de Arroyito

Prensa

Este viernes 6 de agosto, se hará un homenaje al organismo por su aniversario en el Concejo Deliberante de Neuquén capital. En la institución, que depende del hospital Castro Rendón, se ofrece ayuda terapéutica a personas con adicciones.

En julio de este año, el instituto de rehabilitación Arroyito, ubicado en el paraje homónimo, cumplió una década de funcionamiento. Por eso, mañana viernes 6 de agosto, a las 9.30, se hará un homenaje por el 10º aniversario de la institución en el Concejo Deliberante de Neuquén capital.

El instituto está situado en Arroyito, a 50 kilómetros de la ciudad de Neuquén y depende administrativamente del servicio de Adicciones del hospital regional Castro Rendón.

La referente del servicio de Adicciones del nosocomio, Claudia Kelly, resaltó la importancia del homenaje a los que integran la institución. “Queremos destacar este acontecimiento, porque es una de las pocas comunidades terapéuticas públicas del país”, indicó.

Remarcó también que una de las premisas del instituto es “trabajar con la salud mental desde otros lugares, desde la recuperación de la fe, de la autoestima, de poder crear un proyecto de vida diferente”.
“El espíritu de los tratamientos con internación prolongada, como son los que se realizan en la comunidad, es que el paciente no sólo deja el consumo de drogas, sino que debe poder modificar muchas actitudes”, explicó y subrayó: “hay que trabajar otros valores para recuperar a la persona en su integridad”.

Cómo funciona el instituto Arroyito

En la comunidad terapéutica de Arroyito trabaja un equipo interdisciplinario de unas 20 personas, compuesto por un psiquiatra, un asistente social, psicólogos, médicos, operadores y talleristas. Los pacientes son todos varones mayores de 18 años.

Kelly contó que la institución recibe principalmente a personas de la provincia del Neuquén, “aunque a veces hemos incorporado pacientes de la provincia de Río Negro y de La Pampa”. El ingreso a la comunidad es voluntario, aunque se requiere un proceso previo para determinar si corresponde este tipo de tratamiento.

El lugar tiene una capacidad máxima de 25 personas internadas. En general, sólo un 30 por ciento de los pacientes tiene obra social; el 70 restante carece de este tipo de cobertura e ingresa a través del sistema público de salud.

Los pacientes sólo reciben visitas los domingos, dado que deben respetar un esquema de normas y horarios. Dentro de la institución, se les ofrece una serie de talleres para que puedan mantenerse ocupados y asumir responsabilidades. Entre otras opciones, hay clases de educación física, un taller de expresión, uno de huerta y lombricultura y un espacio para la cría de gallinas y pollos parrilleros.

Después de dos meses dentro de la comunidad, los pacientes pueden empezar a hacer salidas a su casa, principalmente para “ir haciendo un desprendimiento de a poco del lugar y enfrentarse a las situaciones de la vida”, explicó Kelly. Paralelamente, se trabaja con un grupo de familiares en la ciudad de Neuquén.

Sobre la extensión del tratamiento, la profesional señaló que, “por lo general, la persona se interna para cumplir un período de entre seis a nueve meses”, aunque “el período que se quedan depende del paciente, de su evolución y de su voluntad”.

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